Por primera vez, nuestro archipiélago cuenta con un espacio en la colateral de la bienal con la participación de los artistas Daniel Lind-Ramos, Awilda Sterling-Duprey, Celso González y Chemi Rosado-Seijo
La sexagésima Bienal de Arte de Venecia cuenta este año con una treintena de eventos colaterales que forman parte de la selección oficial de esta prestigiosa exhibición artística internacional. Por primera vez, Puerto Rico forma parte de este evento con presencia en el Bruchium Fermentum, un espacio experimental localizado en la Calle del Forno, entre Giardini y Arsenale, los dos puntos de entrada a la Bienal, localizados en el sestiere de Castello en Venecia, Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
“Desde San Juan Bautista…” es el título de la muestra puertorriqueña de arte contemporáneo que forma parte de este circuito alrededor de la exhibición principal. Abrió al público el 20 de abril y cierra el 24 de noviembre. La muestra reúne una selección de obras nuevas y recientes de Daniel Lind-Ramos, Awilda Sterling-Duprey, Celso González y Chemi Rosado-Seijo, cuatro artistas interdisciplinarios ampliamente reconocidos a nivel nacional e internacional. Esta exhibición ha sido co-curada por esta autora, en colaboración con otres gestores en Venecia y Puerto Rico.
La 60ma Biennale:
“Foreigners Everywhere/Stranieri Ovunque”
Oriundo del Brasil, Adriano Pedrosa, es el primer curador latinoamericano seleccionado para desarrollar la temática para el Pabellón Central en la historia de la Bienal de Venecia. Pedrosa tomó el título de la obra “Foreigners Everywhere”, a cargo de la colectiva de arte conceptual feminista Claire Fontaine, para su propuesta curatorial, la cual explora la otredad como elemento intrínseco de las historias del arte marginadas a las periferias canónicas. De forma simultánea, Pedrosa subvierte la dinámica de poder en torno a la percepción de la otredad al proponer que la alteridad y lo foráneo se encuentran por doquier. En otras palabras, la otredad como condición es norma y no excepción.
Para contrarrestar la violencia colonial que formalizó la canonización eurocéntrica de la historia del arte como rama de investigación, en el “Núcleo Histórico” –designado por Pedrosa como fulcro del Pabellón Central– se despliegan otras versiones-visiones de la plástica global. Estas representan un multiverso de modernidades plurales mediante obras de arte que expresan la creatividad de una mayoría global negra, indígena, cuir, etc., incorporando así, no una, sino múltiples “otredades” que son a su vez más inclusivas y decoloniales vis a vis la monolítica y anquilosada modernidad occidental. El Sur Global no se relega a lo derivativo, sino que contribuye y constituye a lo moderno. A la misma vez que (re)centraliza al sur como contrapunto esencial, lo genial de la criticalidad antropológica de la propuesta de Pedrosa, es la manera en que demuestra que la otredad no es ni ha sido excepcional, sino parte de la condición esencial y común de nuestra humanidad. Al enfocarse en la ubicuidad e inevitabilidad de lo foráneo, entendí que teníamos la oportunidad de participar mediante un evento colateral oficial. Por encima de eso –y esa resultó ser la mejor sorpresa de todas–, Pedrosa se aseguró de que la compleja situación colonial de Puerto Rico figurara de forma contundente al incluir “The Museum of the Old Colony” de Pablo Delano en el Pabellón Central del evento.
La (in)visibilidad de las artes visuales de Puerto Rico en la Bienal de Venecia y otros eventos similares, es un tema que llevo investigando desde hace década y media. En 2011 llevé a cabo un trabajo de campo etnográfico en tres lenguas –español, italiano, e inglés– desde la sede del pabellón de los Estados Unidos durante la exhibición de Allora & Calzadilla titulada “GLORIA!”. Durante esas entrevistas mis interlocutores discutieron su entendimiento y actitudes en torno al estatus colonial de Puerto Rico. Inspirada por ese trabajo previo, llevé a cabo la propuesta “Desde San Juan Bautista…”, reclamando lo que merecemos desde hace décadas y ahora estamos logrando: incrementar la inclusión, circulación y recepción de la plástica de Puerto Rico en los espacios de más alto prestigio, desde los cuales se puede proyectar nuestra excelencia a nivel internacional.
Cuando me reuní con Delano durante las fechas de su montaje en el Pabellón Central discutimos la comparación inevitable, pero no necesariamente apropiada, entre la idea de establecer un pabellón oficial para Puerto Rico en Venecia en contraste con el equipo nacional olímpico y su comité. Aunque esa analogía pueda ser útil para justificar la intención de tener un pabellón nacional, debe ser (re)considerada con cautela. Comparar cualquier deporte, en el que se evalúa y determina la excelencia según reglamentos específicos, en contraste con la creatividad individual que se valora en las artes de carácter expresivo, no conlleva a ninguna equivalencia.
El título de la exhibición hace referencia al nombre que los españoles dieron a nuestra isla, y que ahora, resuena con un matiz particular de disidencia colectiva contra los efectos de más de medio milenio bajo el dominio de dos regímenes coloniales distintos. En pleno 2024, el archipiélago de Puerto Rico sigue sometido a la extracción de recursos y desplazamientos violentos asociados a distintas manifestaciones de dominio colonial. La primera oleada imperial estuvo marcada por la llegada de los atrevidos conquistadores españoles cuando emprendieron la saga genocida de "La Conquista del Nuevo Mundo". Tras la Guerra Hispanoamericana de 1898, San Juan Bautista se convirtió en un territorio colonial de los Estados Unidos junto con Filipinas y Guam. Renombrada como Puerto Rico –Rich Port– es la mayor de las islas de un archipiélago condensado que incluye a Vieques, Culebra, Mona, Cayo Santiago, así como otros islotes menores que se han vuelto cada vez más atractivos para las élites extremadamente ricas, especialmente desde el devastador impacto del huracán María en 2017. El cambio de control de hispano-europeo a norteamericano lanzó una segunda toma imperialista que perdura bajo una Junta de Control Fiscal, utilizando el pretexto de la deuda fiscal de la isla para imponer la gestión neoliberal del territorio.
Como la materialización estética y formal de una propuesta alineada con el desarraigo y el desplazamiento, implícitos en un título como ‘Stranieri Ovunque - Extranjeros en Todas Partes’, la muestra colateral presenta propuestas experimentales ambiciosas caracterizadas por las idiosincrasias interdisciplinarias versátiles de los cuatro expositores - Anabelle Rodríguez-González
Como un esfuerzo internacional colectivo, esta exposición independiente es “un hito en la historia del arte en Puerto Rico”, en palabras del artista Daniel Lind-Ramos. Es la primera vez en la historia de la Bienal de Venecia que un grupo de Puerto Rico presenta una exhibición colectiva como un evento colateral oficial con dos curadoras “isleñas” –una caribeña y la otra mediterránea. De manera simbólica, la exposición representa a Puerto Rico como una nación-isla empoderada por la soberanía cultural contra todas las adversidades. Como la materialización estética y formal de una propuesta alineada con el desarraigo y el desplazamiento, implícitos en un título como “Stranieri Ovunque - Extranjeros en Todas Partes”, la muestra colateral presenta propuestas experimentales ambiciosas caracterizadas por las idiosincrasias interdisciplinarias versátiles de los cuatro expositores. Sus trayectorias combinadas representan la diversidad inherente de la experiencia artística en la isla dentro del inmenso contexto global de esta iteración de la Bienal de Venecia.
“Desde San Juan Bautista…” es el resultado de una colaboración entre los cuatro expositores y un equipo curatorial liderado por esta autora, Anabelle Rodríguez-González (The ~curARTorial LAB) y Chiara Boscolo (10 & Zero Uno). Desde San Juan a Venecia la coordinación y logística para la muestra la trabajaron el marchante de arte Roberto Escobar Medina y el licenciado Ricardo García, su socio en REM Art Advisory, en colaboración con el equipo de Celso González (¡SIEMPRE!) incluyendo a Nano López, artista interdisciplinario y exalumno de la Liga de Arte de San Juan al igual que esta servidora.
Daniel Lind-Ramos
"El Viejo Griot: Talegas de la Memoria"
2024
El artista Daniel Lind-Ramos, quien propuso el evocador título “Desde San Juan Bautista…” para esta colateral, preparó para esta exhibición un nuevo ensamblaje como instalación site-specific titulado “El Viejo Griot: Talegas de la Memoria”. La primera parte del título resuena con el título homónimo de su espectacular y aclamada retrospectiva en MoMA PS1, y con el ensamblaje mayor del mismo nombre seleccionado como la obra representativa del artista para esta publicación. La segunda parte del título –“Talegas de la Memoria”– se refiere a una serie de objetos escultóricos de dimensiones variables y a una película experimental, también proyectada en MoMA PS1. El peso físico de las talegas de yute opera como un significante del peso simbólico de la historia y la memoria. Este peso –la carga– no es agradable, sino que está incómodamente distribuido y “contenido” en bolsas marcadas con fechas históricas significativas. Estas fechas han registrado en distintos momentos eventos en una trayectoria compleja, ya plagada del agotador trauma de la “conquista” bajo, no uno, sino dos regímenes diferentes.
La pieza “El Viejo Griot: Talegas de la Memoria” evidencia la maestría formal de Lind-Ramos en el ensamblaje como una reflexión sobre las condiciones precarias que tan frecuentemente afectan la calidad de vida en Puerto Rico. A menudo, aunque no siempre, involucrando una antropomorfización abstracta y altamente estilizada, sus esculturas tridimensionales en ocasiones hacen referencia a una variedad de tradiciones escultóricas africanas, incluidas las de
los Dogon, Dan y Senufo.
Lo más impresionante de esta capacidad para referenciar transculturalmente es que el escultor logra intercalar algunas de las características formales y estilísticas sin recurrir al pastiche. En cambio, lo que Lind-Ramos hace mejor es crear combinaciones siempre sorprendentes y novedosas de objetos reutilizados, coleccionados, descartados y adquiridos, junto con elementos creados con un simbolismo personal e individual que resuena con audiencias diversas a nivel universal.
Awilda Sterling-Duprey
"Blindfolded"
2024
La bailarina experimental, coreógrafa, pintora abstracta e investigadora cultural Awilda Sterling-Duprey, presentó en la colateral una intervención performática basada en la exploración fenomenológica de lo que describe como la estética del desarraigo. Para “Desde San Juan Bautista…” Sterling-Duprey llevó a cabo su performance en el interior de Bruchium Fermentum como parte de la serie titulada “Blindfolded” (A ciegas). Este performance se presentó en la bienal al son de “Loíza”, canción del reguetonero Tego Calderón, revisitando la banda sonora de un performance de Sterling Duprey del 2009 titulado “Reggaetón Lento”.
El resultado material –los trazos expresivos destinados a capturar los gestos percutivos de la artista– aparecen rendidos en colores ricos y la textura espesa y brillante de crayones de aceite gruesos sobre un pedazo de tela negra que asemeja fieltro. Como parte de su práctica como pintora abstracta, uno de los objetivos de la artista es trazar las irregularidades texturales de los ladrillos expuestos del espacio a través de su juego con la antigua y eficaz técnica del frottage para incrustar físicamente "errores" como base de gestos expresivos accidentales realizados con los ojos vendados.
Estos errores, capturados en el tiempo y el espacio, dependieron de las paredes de ladrillo porosas e irregulares de Bruchium Fermentum y del contacto percutivo realizado por la artista mientras respondía a la composición musical seleccionada del corpus del reguetonero Tego Calderón. De esta forma, la materialidad de las paredes de ladrillos erosionadas fue plasmada sobre la tela, sumando una nueva capa a la memoria de la obra. Parte del pietaje de este performance, se presenta en un pequeño monitor digital instalado al lado de la tela intervenida por Sterling-Duprey.
Chemi Rosado-Seijo
"El Cerro"
2001-2024
Rosado-Seijo presenta en “Desde San Juan Bautista…”, una documentación audiovisual de acciones colectivas, pasadas y recientes, incluyendo intervenciones artísticas y ecológicas en El Cerro, barrio ubicado en el pueblo de Naranjito. Aunque El Cerro se ha construido sobre la traumática premisa de la precariedad económica, sus modestas residencias se han edificado tan sólidamente como ha sido posible con todo tipo de materiales, comenzando con las omnipresentes variedades de concreto local. Esta comunidad ha sido expandida, destruida, reconstruida y modificada a lo largo de décadas que con el tiempo se han convertido en siglos.
Como un paisaje cultural distintivo del municipio de Naranjito, El Cerro está material y psicológicamente impregnado con las memorias encarnadas de aquellos que han dejado huellas palpables donde quiera que hayan alcanzado sus extensos procesos de urbanización. Su geografía intervenida sostiene la vida de sus habitantes y sus formas de arquitectura vernácula, en una exuberante flora neotropical característica de las montañas centrales de Puerto Rico. Es la combinación accidental de estructuras efímeras lo que mejor representa la agencia de las personas y otros seres que la imbuyen con sus energías esenciales.
Todos ellos son índices visuales de la vida que se desarrolla en El Cerro, que está en estado perpetuo de emergencia. Las paredes exteriores de muchas de las casas están coloreadas de manera desigual por biopelículas exquisitamente complejas que producen una miríada de pátinas y texturas orgánicas. La multiplicidad de capas disímiles constituidas por la densa urbanización humana a lo largo del tiempo, muestra un desorden asimétrico de colores brillantes y apagados. Estos, a su vez, están rodeados por texturas irregulares, incluyendo las de los caminos asfaltados, bloques de concreto, antenas satelitales, cables eléctricos, cercas de ciclón (alambre de eslabón), planchas de metal corrugado y otros materiales compuestos de detritos y desechos. La misma estética del desarraigo que Sterling-Duprey asocia con su trabajo, se muestra plenamente en “El Cerro”.
El activismo de Rosado-Seijo en esta pieza comunitaria se ha centrado en el desarrollo a través de la educación artística y la implementación de estrategias hacia la soberanía energética y alimentaria. “Cerriliencia” atiende el deseo de la comunidad de superar los desafíos inmediatos y a largo plazo, como la provisión de energía solar para todos. El ingenioso acrónimo respalda la impresión duradera de que –como la vida misma– El Cerro está compuesto de muchas cosas que ocurren de manera aleatoria y en sincronía. La comunidad ha recibido atención internacional, lo que ha llevado a referencias en la cultura popular porque, a pesar de parecer extranjera o exótica, ha tenido un significativo atractivo global.
El proyecto se lanzó en 2001 y fue presentado por primera vez como una intervención artística conceptual en la Bienal de Whitney de 2002. Sus objetivos actuales incluyen convertir a la comunidad en la primera “Barriada Verde” de la isla mediante la instalación de paneles solares de fácil mantenimiento, en combinación con una red sostenible de “microgrids”. Desde una perspectiva conceptual que considera la forma, la estética, y la poética, “El Cerro” puede describirse como un proyecto de arte comunitario en proceso perpetuo, construido sobre la confianza colectiva y corrientes de solidaridad en constante evolución. Su materialidad implica un entorno construido denso e hipercomplejo, asentado sobre una exuberante variedad de materiales de construcción dispares. El estrato intersticial de tiempo sobre espacio que rodea a la comunidad es arqueológico y estratigráfico. Esta materialidad podría explorarse y documentarse más a fondo como un posible esfuerzo de investigación. El objetivo en Venecia es el enfoque en lo que ha sido El Cerro y hacia dónde va, en palabras de Rosado-Seijo. Al incluir en este histórico proyecto de arte comunitario la especificidad del paisaje cultural de las montañas del centro de Puerto Rico, Rosado-Seijo introduce una estética particular en la exposición que es ciertamente ajena al contexto cultural de la ciudad de Venecia y su bienal.
Celso González
"San Juan Bautista"
2024
La bienvenida simbólica a la exhibición puertorriqueña en la colateral es una yola, el tipo de barco de pesca más común en Puerto Rico y otras islas del Caribe. Creada por Celso González, la pieza se exhibe a modo de escultura flotante sobre las aguas del canal en Via Garibaldi. Esta instalación incorpora uno de los populares personajes del artista creado con desechos orgánicos recuperados y materiales reutilizados recolectados a lo largo de las playas de Loíza. González bautizó esta yola “San Juan Bautista”, como símbolo de la llegada de una muestra colectiva de arte contemporáneo de Puerto Rico a la Bienal de Venecia, por primera vez en la historia del evento.
Para profundizar en los orígenes históricos de esta extraordinaria yola –pues es bien sabido que todas las embarcaciones dignas deben tener historias cautivadoras– debe quedar claro que la chispa creativa para el concepto y las primeras reflexiones para una posible barca anclada, mostrando obras de artistas puertorriqueños que nunca habían "llegado" a Venecia, fueron primero imaginadas y verbalmente articuladas por Daniel Lind-Ramos. Al igual que la autora, Lind-Ramos había visto y quedado impresionado por el pabellón haitiano titulado “Muerte y Fertilidad”, presentado en la Riva dei Sette Martiri durante la 54 edición de la Bienal de Venecia, en el 2011. Esa pequeña pero visceral exposición se instaló en un contenedor de envío frente a la laguna, a lo largo del Bacino, al final del Gran Canal. El impacto de la presencia de aquel pabellón haitiano sobre el artista, y la inmediatez estética y emocional como parte de la representación nacional de uno de los vecinos más cercanos de Puerto Rico, llevó a Lind-Ramos a imaginar un futuro donde un pabellón puertorriqueño fuera una posibilidad viable.
Como embarcación funcional “San Juan Bautista” se encuentra anclada al frente de la galería 10 & Zero Uno, a lo largo de Via Garibaldi, sobre un canal parcialmente soterrado. La yola flota en las aguas del canal como un recordatorio de la firme intención de tener un pabellón oficial de Puerto Rico en años venideros. La versión en blanco y negro de la bandera puertorriqueña figura prominentemente sobre la superficie de la embarcación como un símbolo de resistencia recién adoptado que subvierte los colores de la bandera nacional. A su vez, ese símbolo de resistencia comunica nuestra crítica colectiva del impacto negativo del prolongado estatus colonial de la isla sobre su capacidad para albergar, o incluso establecer, un pabellón oficial en eventos internacionales donde la soberanía nacional es un requisito, como pasa en la Bienal de Venecia.
Habitada por un único personaje hecho de madera encontrada y otros tipos de detritos marinos, la instalación “San Juan Bautista” fue diseñada y creada por el artista para ubicarse en el canal, en un lugar clave durante este evento histórico.
A modo de proyectar una visión más abarcadora, más allá del problema del estatus, se debe recalcar que, como uno de los eventos colaterales oficiales de “Foreigners Everywhere/Stranieri Ovunque”, hemos logrado lo que hasta entonces parecía inasequible: consolidar la presencia de Puerto Rico en la Bienal de Venecia con una muestra colectiva de arte contemporáneo para impulsar nuestra participación nacional con miras al establecimiento de un espacio (extra)oficial.
Sobre la autora: Anabelle Rodríguez-González (Aibonito, Puerto Rico) es una artista-curadora y antropóloga especializada en la comunicación visual. Completó un doble bachillerato en artes visuales e historia del arte y arquitectura en Brown University y RISD en Providence, Rhode Island. Trabajó como directora de educación en el Museo de Arte de Ponce y, más tarde, como curadora de exhibiciones en la Galería Lorenzo Homar del Taller Puertorriqueño en Filadelfia. Como curadora y antropóloga interdisciplinaria cocuró la exhibición de arqueología precolombina como arte titulada “Isla del Burén: Los Taínos y sus Predecesores en Puerto Rico”con la doctora Dicey Taylor. Ha colaborado con el programa de Mural Arts de la ciudad de Filadelfia y llevado a cabo residencias artísticas en San Antonio y Austin en Texas. Sus obras más recientes han formado parte de las exhibiciones “Submerged: A Changing Global Climate” en el museo del Fairmount Water Works y “Magical Beasts, Mistickal Byways” en la galería Deja 42 en Filadelfia.
