El Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC) adelanta la lucha antirracista con la primera exposición institucional dedicada en su totalidad a artistas negros, negras y negres de Puerto Rico y su diáspora
El Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC), en Santurce, abrió recientemente la primera exposición institucional en el país que presenta a artistas negros y negras en un contexto histórico y en un diálogo intergeneracional. “Puerto Rico Negrx”, como se titula, contribuye al movimiento cultural gestado en Puerto Rico para adelantar la lucha antirracista porque pone “en justa perspectiva las aportaciones de artistas negrxs contemporáneos”, como ha afirmado Marianne Ramírez Aponte, directora ejecutiva y curadora en jefe del MAC. Esta exposición, por tanto, viste de justicia la representación de las artes plásticas en Puerto Rico de dos maneras: brindando un lugar seguro para que converjan y dialoguen las distintas manifestaciones de afropuertorriqueñidad de los y las exponentes; y proveyendo un espacio para que el público aprecie la vasta expresión artística de personas negras de Puerto Rico y la diáspora.
Marina Reyes Franco y María Elena Ortiz, co curadoras de la muestra, han explicado que esta exposición parte de la invisibilidad de la producción artística de los negros y las negras puertorriqueñas en las exhibiciones presentadas en Puerto Rico a través del tiempo. Según ellas, esa falta de representación se ha dado, en gran medida, porque la negritud ha sufrido en el proceso de homogeneización de la cultura puertorriqueña, que inició con la construcción de la idea de que los puertorriqueños y puertorriqueñas son el resultado de la mezcla de tres razas.
A principios de la década de 1990, el arte afroboricua incluido en las muestras del momento se continuaba enfocando en imágenes folcloristas de vejigantes y en escenas costumbristas de bailadores de bomba y plena. Esa representación marginaba el trabajo de artistas afropuertorriqueños contemporáneos, descartándolo de las corrientes del arte de la época, según investigaciones de Edwin Velázquez Collazo, gestor cultural y artista participante en “Puerto Rico Negrx”. Como reacción a esa invisibilidad, este artista organizó y curó en 1996 “Paréntesis: ocho artistas negros contemporáneos”, primera exposición colectiva en Puerto Rico en la que los y las artistas exponentes se identificaban como negros y negras. “Paréntesis” causó incomodidad, incluso, entre muchos de los artistas convocados para exponer, los cuales se negaron a participar porque la palabra “negros” estaba insertada en el título de la exposición. Los ocho que finalmente estuvieron dispuestos a presentar sus piezas en “Paréntesis” están presentes en “Puerto Rico Negrx”: Edwin Velázquez, Arleen Casanova (1967-2013), Ramón Bulerín, Awilda Sterling, Gadiel Rivera, Liz D. Amable, Daniel Lind-Ramos y Jesús Cardona. En definitiva, esta muestra fue importante en los ’90 porque hizo pública la discusión racial en el arte puertorriqueño en momentos en que se destacaba la herencia española y el mito de la democracia racial en Puerto Rico. Eran los tiempos en que el gobierno resaltaba el quinto centenario de la colonización de las Américas, un periodo de suma hispanofilia, lo que redundó en debates sobre asuntos de identidad y raza.
“‘Puerto Rico Negrx’ logra retomar en 2023 la conversación sobre negritud que se inició en los ’90. A diferencia de lo que ocurrió con ‘Paréntesis’, en esta ocasión los más de 30 artistas convocados aceptaron visibilizar sus negritudes, vivencias, preocupaciones y la diversidad de sus experiencias raciales en Puerto Rico y la diáspora”.
“Puerto Rico Negrx” logra retomar en 2023 la conversación sobre negritud que se inició en los ’90. A diferencia de lo que ocurrió con “Paréntesis”, en esta ocasión los más de 30 artistas convocados aceptaron visibilizar sus negritudes, vivencias, preocupaciones y la diversidad de sus experiencias raciales en Puerto Rico y la diáspora. Para esto, los artistas utilizaron una variedad de medios: instalación, performance, dibujo, fotografía, pintura, vídeo y escultura. Una de las valías de “Puerto Rico Negrx” es que por primera vez una institución del país asume la responsabilidad de visibilizar el trabajo creativo de una treintena de artistas afropuertorrriqueños y caribeños residentes del archipiélago borincano y la diáspora. Otra, que durante el largo proceso de investigación previo a montarla –que inició en 2019– la administración del MAC examinó críticamente la propia colección del museo, lo que resultó en la comisión y adquisición de varias de las piezas que forman parte de la muestra. “Puerto Rico Negrx” vale, además, por el compromiso curatorial de servir a la mesa la complejidad racial y asumirlo con una mirada hacia el futuro inclusivo en términos diaspóricos, de género y de identidad.
Diez galerías distribuidas a través de cuatro salas contienen el trabajo de los más de 30 artistas participantes en “Puerto Rico Negrx”. (Fotos: Raquel Pérez-Puig)
La cocuradora Marina Reyes Franco ha señalado que en Puerto Rico sigue siendo menor el porcentaje de artistas negros que exponen sus trabajos en exhibiciones públicas o privadas. Esta realidad no es por falta de producción artística. “Puerto Rico Negrx”, desde el título, afirma contundentemente la gran creación artística contemporánea realizada por artistas afropuertorriqueños. Para celebrar y reconocer el arte negro, varias han sido las muestras que han abierto en Puerto Rico estos últimos años. La reconocida escritora afropuetorriqueña Mayra Santos Febres le ha seguido el curso a esa “explosión de arte afroboricua”, como le denomina. Según la autora publicó en sus redes sociales, esa explosión artística —autogestionada— “no se debe a una moda pasajera, sino que venía cuajándose hace décadas y es la erupción de lo que el Puerto Rico criollo blanco-mestizo había intentado acallar bajo el tapaboca de que aquí no hay racismo, de que somos la más blanca de las Antillas y, a la vez, producto de las tres razas en armónico mestizaje”. Estas expresiones de Santos Febres aluden al periodo de 1990, cuando la apertura de “Paréntesis” auguraba un antes y un después en la visibilización de artistas negros contemporáneos en el país. De hecho, la escritora ha sido parte activa de ese antes y después de “Paréntesis”, puesto que, en aquel momento, escribió un ensayo para el catálogo de la muestra, y ahora, se involucra en proyectos que adelantan estos temas, al igual que lo han hecho los ocho artistas que se sintieron convocados en 1996. Bien es cierto que junto a “Puerto Rico Negrx” figuran otros espacios y proyectos — universitarios, educativos, de investigación académica, comunitarios— creados, precisamente, para continuar con la lucha de validar el trabajo y la presencia de los y las afrodescendientes en el país. Todas esas iniciativas se suman a las que se han gestado en otros países y se insertan en el reconocimiento que otorga la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por medio del decreto del Decenio Internacional de los Afrodescendientes, a las contribuciones de las personas de ascendencia africana. Bajo el lema “reconocimiento, justicia y desarrollo”, el decenio comenzó el 1 de enero de 2015 y terminará el 31 de diciembre de 2024.
Precisión en la metodología curatorial
Diez galerías distribuidas a través de cuatro salas contienen el trabajo de los más de 30 artistas participantes en “Puerto Rico Negrx”. Por primera vez en la historia del MAC, se concede todo el espacio disponible en el museo para una exposición y se favorece que la muestra esté abierta al público por diez meses. El objetivo general de la exhibición fue llenar un vacío en la historia de las exposiciones de artes plásticas en el país proveyendo un espacio de diálogo entre artistas negros de Puerto Rico y la diáspora pertenecientes a distintas generaciones y trabajadores de distintos medios. A partir de esa idea amplia, varios son los temas resaltados por sala, aunque todos parten de la experiencia negra en Puerto Rico o fuera del país que han encarnado los y las exponentes. Ese es el hilo conductor que va uniendo las galerías y conectando una pieza con otra para el disfrute y reflexión de quienes observen.
La curaduría de la exhibición utiliza como referente temporal la década de 1990 y parte del debate público sobre racialidad suscitado en esa época. Para señalar esto, en la primera sala ofrece la bienvenida al público la serigrafía de Jesús Cardona, “Gran Regata Colón ’92” (1992). En el inicio de esa sala también se encuentran piezas como la instalación “Espíritu del corte” (1996) de Daniel Lind-Ramos y el medio mixto sobre algodón, “El colmo de lo obvio #2" (1996) de Awilda Sterling Duprey. La selección de estas obras de Lind y Sterling, a juicio de la co curadora Marina Reyes Franco, tuvo la intención de dejar saber “cuál era el trabajo que ambos estaban haciendo en ese momento y por qué resultaba un quiebre, no solamente para lo que estaban mostrando otros artistas de la época, sino dentro de la historia de sus propios trabajos anteriores”.
La sala inicial exhibe en el centro la pieza instalación “Teléfono caracol 1-5” (2021) de Kiván Quiñones. Asimismo, en esta sala se encuentra una pieza con la que el público puede interactuar y cuyo crédito tiene Hasta ‘Bajo Project. La misma muestra una selección de CDs, revistas y fotos digitales de la colección “Reggaetón World” que custodia este proyecto fundado en 2019 como el primer archivo de reggaetón en Puerto Rico. Esta pieza da cuenta de la criminalización de este género en los ’90, originado en comunidades urbanas, pobres y mayoritariamente afrodescendientes. Figura, además, la obra “Puerto Rico para los puertorrisueños” (ca. 1967-1977) de Esteban Valdés que plantea la posibilidad de lograr una puertorriqueñidad menos esencialista y más plural. Valdés fue el único artista seleccionado para exhibir en “Puerto Rico Negrx” cuyas piezas se salen del rango de tiempo delimitado para la exposición. “No se podía obviar porque él acuerpaba (falleció en 2020) muchas de las experiencias de rechazo en distintos círculos porque su manera de proponer arte era muy avanzada para su tiempo”, explicó la co curadora. Los vídeos de Awilda Rodríguez Lora, “La performera beta” (2020) y “Sustento” (2023), en colaboración con Macha Colón, así como la pieza de Ramón Bulerín, “Transición uno” (2013), cierran la primera sala. Las tres reflexionan sobre la dificultad para crear, cómo sostener una práctica artística y cómo sobrevivir en Puerto Rico siendo artista.
En cuanto a la segunda sala, muchas de las obras expuestas dialogan de alguna manera con lo musical y tienen títulos de canciones. Por ejemplo, Awilda Sterling Duprey exhibe las piezas “Pobre negrito bembón” (2020) y “Quítate de la vía perico...y final del negro” (2020), ambas carboncillo y grafito sobre papel de grabado Strathmore. Aquí está también el performance y composición musical en tres vídeos de 10:13 minutos de duración realizado por la artista Sofía Córdova.
Llegada la tercera sala, se podrá observar la pieza de grandes dimensiones titulada “Direcciones, pilares, estructuras” (2022) de Ángel Borroto. Es esta la única referencia explícita que se hace en “Puerto Rico Negrx” a la esclavitud y a la trata trasatlántica. En la sala también hay obras que reflexionan sobre la aceptación y reconciliación propia y familiar. Para demostración de eso están las piezas “No me llames trigueña, soy negra” (2018 - a la actualidad) de la artista Adriana Parrilla, “Rematernarme” (2023) de Nitzayra Leonor y “Despertando lo matrilineal: sur y del fuego” (2016) de Amber Robles-Gordon. Esta sala, además, acoge obras que invitan a la reflexión sobre el legado de las religiones afrodiaspóricas en la producción artística afropuertorriqueña.
En la cuarta y última sala confluyen piezas que trabajan temas relacionados con las plantaciones, la dieta africana, los espacios arquitectónicos y paisajes de lo negro, la memoria y otros. Destaca aquí por su gran tamaño la instalación habitable titulada “La trampa” (2023) de Edgardo Larregui. Con esta obra Larregui quiso homenajear la cultura cangrejera en Puerto Rico y cómo está ligada a comunidades negras en el país. Esta pieza dialoga con las de Las nietas de Nonó, “Foodtopia: después de todo territorio” (2020), respecto a cómo las comunidades afropuertorriqueña se sustentan.
Lo expuesto anteriormente denota que “Puerto Rico Negrx” pretende provocar conversaciones sobre las distintas manifestaciones de negritud en Puerto Rico, sobre cómo se vive lo negro en el archipiélago borincano y sobre las contribuciones de los y las puertorriqueñas negras a la historia del arte contemporáneo del país.
En orden alfabético, el listado de artistas que participan en “Puerto Rico Negrx” es: Ada del Pilar Ortiz, Adriana Parrilla, Amber Robles-Gordon, Ángel Borroto, Arleen Casanova Ferrer, Awilda Sterling Duprey, Awilda Rodríguez Lora, Cielo Félix-Hernández, Clotilde Jiménez, Daniel Lind-Ramos, Deyaneira Maldonado, Edgardo Larregui, Edrimael Delgado Reyes, Esteban Valdés, Edwin Velázquez, Gadiel Rivera, Gamaliel Rodríguez, Glendalys Medina, Hasta ‘Bajo Project, Jafet Cruz Cordero, Javier Cardona, Jesús Cardona, Juan Sánchez, Juanita Lanzó, Kiván Quiñones, Las Nietas de Nonó, Liz D. Amable, Luis Rivera Jiménez, Macha Colón, Nitzayra Leonor, Pepón Osorio, Ramón Bulerín, Rogelio Báez Vega, Shellyne Rodríguez, Sofía Córdova, Tony Cruz Pabón, William Villalongo y Zuania Minier.
Esta exhibición forma parte de Tiznando el país, un proyecto realizado en colaboración con la Alianza de Museos de Puerto Rico y el Instituto Interdisciplinario y Multicultural de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Dicho proyecto es subvencionado por la Fundación Mellon y el Fondo Flamboyán para las Artes.
La muestra contó también con el respaldo de Ford Foundation, Mellon Foundation, University of Pennsylvania, Fondo Flamboyán para las Artes, Comisión Especial Conjunta de Fondos Legislativos para Impacto Comunitario, Wallace Foundation, Getty Foundation y Terra Foundation for American Art.